Don’t be careful… be competent.
Te escribo sobre Tom Cruise, Coca-Cola, Séneca y otras cosas que estos días me han inspirado confianza. Dale al play.
Vuelve a ser 10… de febrero: hello again!💥
Si el primer post daba vértigo empezarlo, ni te cuento lo que da el segundo: empiezo a escribir sin título, veremos en qué acaba. Yo solita he generado expectativas con esta NL (newsletter, acuérdate que aquí lo mencionaremos así “NL”) y ahora hay quien en vez de saludarme cuando me ve, me dice: “oye, que en breve es 10”; por si se me había olvidado, ¿sabes? 😏
Llevo un mes recogiendo ideas sobre cosas que vivo, leo, veo, hablo, comparto, bebo… y la verdad que es chulo vivir en “modo alerta”, ya lo hacía antes, solo que ahora pongo todo eso en una nota del móvil que da para mucho. Esto hace que mire las cosas que me pasan buscándoles un sentido extra, los sucesos cogen forma, como si me hablaran entre líneas y fuera la única persona que queda en el mundo para contártelo. Me gusta tener siempre una “misión”.
Y ya que hablamos de misiones, arranco con Tom Cruise, que por cierto, es probablemente mi actor favorito❤️. La historia es que hace unas semanas, después de ver el típico vídeo que te pasan de YouTube, me salta este vídeo en el que Tom Cruise tiene que rodar una escena brutal de un salto al vacío en moto para su próxima película de Misión Imposible. El vídeo en cuestión merece la pena, es adrenalina en estado puro. Pero me quedé sobre todo con esta frase que se dicen unos a otros en todo el rodaje: “No tengas cuidado, sé competente” (“Don’t be careful, be competent”). Y tienen razón, es imposible tener cuidado en una escena donde todo es riesgo. Es más inteligente ser competente: eso te hace digno de confianza. Y se lo dicen unos a otros, no sólo a Tom. No depende de uno, sino de todos los que forman el equipo. Es algo que no se improvisa: no se trata de esquivar riesgos, sino de afrontarlos con habilidad. Ahí te dejo eso, espero que disfrutes del vídeo hasta el final.
Que me guste Tom Cruise no significa que yo tenga las mismas agallas que él, ¿vale? Lo digo porque hace dos semanas, después de haber visto su salto en moto, acababan de cambiar los ascensores de mi trabajo. Y trabajo en una 6ª planta. Y bajaba yo del 6 al 0, cuando vi por primera vez iluminado el espacio vacío entre pisos que recorre el ascensor, desde el 6 veía el -2: mucho vértigo. Y aunque se supone que era un ascensor nuevo, a estrenar, sólo haber visto la distancia vacía me hizo replantearme bajar por las escaleras (cosa que no hice porque son muuuchos escalones). Y me dirás que para qué te cuento esto. Pues mira, simplemente pensé que ver claramente las cosas, lo que te espera, meterse en la novedad, da algo de desconfianza. Y me reafirmé en que no va nada mal fiarse de personas que tienen la competencia suficiente para hacerte agradable llegar a donde quieres, aunque tú no veas el trayecto en ese momento.
Hay un momento muy mítico también que hace pender de un hilo mi confianza: cuando pido una Coca-Cola. Querido bar/terraza/restaurante o lo que seas: es tu primera impresión para ganarte mi corazón. Tienes las puertas abiertas conmigo si sacas una botella de Coca-Cola de 35 cl. La de cristal (no conozco otra). Concretamente ésta:
Por el contrario, si sacas la prehistórica botella de 25 cl., olvídate, me va a costar mucho confiar en que tus platos valgan la pena, aunque me los regales. Una “lovemark” siempre tiene un “loveproduct”. Y éste es el mío. Aunque si nos vamos al formato lata, quiero formalizar mi vida con una Coca-Cola mini. Ya lo sé, es un amor contradictorio, pero ya sabes que el corazón tiene razones que la razón no entiende.
Hablar de Coca-Cola es hablar en términos de felicidad, así que también pensé en contarte mi manera en la que multiplico la felicidad. Los que me conocen de hace más tiempo quiero pensar que esto se lo saben, porque antes lo expresaba mucho.
Resulta que si tengo varios planes motivantes en el día/semana/mes los junto en mi cabeza como si fuera un itinerario, como el mapa del metro de Madrid. Por ejemplo: supón que vamos a comer fuera o en la playa + ir de compras + ver película por la noche. Vale, pues ya desde que arranca el día pienso en esas 3 “paradas de metro”, y cuando estoy en la playa se me acelera el corazón pensando que aún me queda ir de compras y ver una peli. Disfruto en la playa con la intensidad de 3 planes, no en cada plan sólo ese plan. Es más fácil sentirlo que explicarlo. Si escuchaste el podcast de Hotel Jorge Juan de Javier Aznar con Letibop, ella lo expresaba así: “felicidad es el momento en el que algo que deseas está a punto de empezar”. Boom!
El domingo pasado, por ejemplo, en mi corazón se juntaron: ir al campo, tomar el sol, buena música y conversaciones (porque sí, la compañía es un factor exponencial en toda esta teoría), siesta pre-comida, bocatas “mmm”, leer con chimenea, partidas de billar y que te caiga la noche volviendo a Madrid. Disfruté el plan desde días antes x9.
Y ya que ha salido el tema de la lectura te diré que leer me genera ansiedad. Ansiedad porque muchos temas me despiertan interés. Descubrí mi emoción por leer a los 32, un poco tarde, lo sé. Siempre digo que cuando los demás han vuelto (sobre todo en modas) yo estoy yendo. No me recomiendes un libro porque puedo ponerme a leer 12 a la vez. Literal. Si quieres saber uno de mis “guilty pleasures”: buscar un hueco para leer, donde sea y como sea, aunque sean 2 páginas. De hecho, ahora uno de mis hábitos atómicos es unir mi capacidad de concentración con mi necesidad de leer. Intento que a cada hora de trabajo sin distracciones, le sigan 5 minutos de lectura de un libro o un artículo. Eso suma algo más de media hora de lectura al día.
Otro hábito atómico es no leer todo en el momento que me llega (gran reto de la inmediatez), sino guardarlo para un momento posterior en la semana (con el que también consigo que se me acelere el corazón). Existen apps que te facilitan esto, como Pocket o Meco (para newsletters). Seguro las conoces, pero por si acaso.
Bueno, retomando lo de leer, este mes han caído en mis manos varios libros interesantes. Aunque uno de ellos ha sido incluso un envío anónimo (anónimo en el inicio hasta que lo delató 😏), no puedo ahora hablarte de cada uno porque rompo nuestro pacto de escribirte sólo 10 minutos. Pero lo haré, I promise.
Sí que acabo con dos ideas sobre esto.
Una es de Séneca, en el librito: “El arte de vivir. Un manual de sabiduría clásica sobre la gestión del tiempo”. Está recién editado en enero de 2023 (como mola estrenar, ser la primera en leer algo recién publicado, first time in my life: he llegado antes esta vez). Pertenece a una colección de 8 libritos que se llama “Sabiduría clásica para lectores modernos” (viva el marketing y la madre que me parió): presenta las ideas atemporales y más oportunas de los pensadores clásicos en nuevas traducciones, adaptadas a nuestro tiempo.
Pues resulta que Séneca va y suelta que “aprovechar el tiempo brinda una especie de inmortalidad” y que deberíamos “pensar la vida desde un lecho de muerte imaginario”. Piénsalo. ¿Qué te está robando el tiempo?
En algún momento te contaré algo que me ha pasado esta semana relacionado con la muerte… y no es trágico. Pero tendría que ponerte taaan en contexto que sobrepasaríamos los 10 minutos de esta NL, aunque te reirías x10.
Ah, sí… la segunda idea: volver al origen. Éste ha sido uno de mis hah* (“had me at hello”) del mes. Mis padres se han ido 20 días a Canarias “porque sí”. Ese fue su viaje de novios cuando se casaron hace 50 años y lugar de idas y venidas de mi familia. Creo que ha sido lo mejor que han hecho últimamente. Vuelven hoy, día 10.
Y yo también he tenido la oportunidad de volver hace unas semanas a un lugar que tiene bastante que ver con “mi origen”. En Segovia, es menos exótico que Canarias pero se me atropellaban tantos recuerdos en ese lugar que me sirvieron de “morale booster” para empezar bien 2023. Que ya iba bien… pero un chute.
No te olvides de grabar recuerdos y detalles de tu historia personal. No sabemos cuándo los vamos a necesitar.
Aunque ya sabes que te escribiría mañana o dentro de un rato, nos damos otro mes, ok? Para no ser muy “intensos”.
Te pediré feedback en instagram o que me sugieras temas, por eso de escuchar también al público. 😏
Hemos estado juntos 10 minutos y 32 segundos, me sobraba tiempo de la vez anterior, así que, misión cumplida.💥
Brutal, Pilu!
Gracias por escribir, compartir y dejar asomarnos a tu manera de vivir esta aventura que es la vida ¡No dejes de hacerlo!