Canary Islands… again.
La foto de portada recoge el pack básico de mi felicidad… el pack premium lo lees siempre en las líneas o entrelíneas de este newsletter.
Ey tú, acabo de llegar al portal de tu mail para recogerte: nos vamos de cena.
La verdad es que vengo antes de tomarme unas pizzas en casa de mi abuela, “la lela” como la llamamos en mi casa desde que existo. Tiene 95 años y sí, le gusta pedir pizza de cuatro quesos cuando le digo que voy a verla a la hora de la cena. Recuerdo que “antes” siempre que iba me hacía arroz a la cubana (plato que durante miles de años fue nº1 en mi playlist de platos favoritos). Ahora prefiere llamar al Domino’s. Vive en su casa de toda la vida en la calle lateral de San Francisco El Grande (que por cierto, a parte de casarse allí mis padres, también se casaron Carmina Ordóñez y Paquirri… el torero. En otro momento te contaré los destinos cruzados de mi familia con gente famosa, puede darme para un post entero).
Lo que iba diciendo es que la lela vive con vistas premium a esa iglesia y vive también con Kenia, una mujer auténtica dominicana que se ha vuelto su mejor amiga desde hace ya años.
Ellas han puesto la casa, las pizzas 🍕 y las vistas… y yo me he llevado a unas buenas amigas. Ha habido risas en grandes porciones. Supongo que si mi madre lee este post me dirá luego que qué hago dándole a mi abuela pizza 4 quesos antes de acostarse, pero creo que además de la sal, esta noche a la lela lo que realmente le ha subido son los niveles de oxitocina. Y no sólo a mi abuela: a todas.
Pero eso, ahora ya paso a recogerte para nuestro plan del mes. No sé si es la primera vez que pasa, pero sí la primera que me fijo: hoy es 10, pero es que además es viernes. Y eso me motiva doblemente. Primero porque nos vamos de cena un juernes y llevo varios meses queriendo hablarte de este concepto. Cada vez que salgo por la tarde de un jueves del trabajo me topo con venga de terrazas por la zona petadas de gente. Y sólo ver ese ambiente hace que mi fin de semana se adelante 24h. Aunque no me siente en ese momento a tomar una caña. ¿No te pasa a veces, que hay instantes, momentos o circunstancias que te adelantan acontecimientos? Es como un dejà vu, pero al contrario. En vez de “esto ya lo he vivido”… es un “esto es lo que voy a vivir”. Quizá Marty McFly me entienda con esto, porque es un poco regreso al futuro.
He de reconocer que a veces también lo que me pasa es que salgo a la calle, me pongo los AirPods y suena mi BSO personal de ese día… y eso hace que se acelere mi imaginación de lo que está por llegar o por ocurrir. Y este truquito relativiza cosas que me pasan y no son importantes… no sé, supongo que mi mente asocia las bandas sonoras con las películas y me hago consciente de que yo también me monto películas en mi cabeza, y son sólo eso: estrenos en mi cine mental.
Y es que el ser humano es un animal de costumbres, y nos acostumbramos a caer siempre en la misma piedra. Esto es porque las consecuencias de los malos hábitos son retardadas, mientras que las recompensas son inmediatas. Y sin embargo, con los buenos hábitos pasa al contrario. El resultado inmediato no se disfruta pero el resultado último sí. O sea, los costes de tus malos hábitos se darán en el futuro. Por si lo quieres pensar.
Te dije en el post anterior que este mes te contaría alguna cosa de mis viajes de octubre. Pues te cuento. A principios de mes estuve cuatro días en Sicilia con mi familia, porque era el 50º aniversario de mis padres. Yo nunca había estado en Sicilia, pero sí he viajado más veces con toda mi familia. Y tenemos un concepto muy guay del turismo. Muy guay para nosotros, claro. Nos va bastante el turismo local, por así decirlo. O al menos, yo llegué a esa parte del viaje. Nos instalamos en una ciudad al sur de la isla: Acireale. Se la conoce como la ciudad «de las 100 campanas» o el «Vaticano del sur» (por si quieres ir). Pero la sensación era la de estar en un pueblecito italiano, como el de Marco, y con iglesias espectaculares. Por las mañanas salimos de allí para visitar Taormina o el volcán Etna. Pero por las tardes hacías tu vida en esa zona en la que al final, por tanto patearla se hace una extensión de tu casa o de tu familia.
No sé, piensa por un momento las tradiciones de tu propia familia. Por lo general, no se enfocan en las "mejores" comidas o los gestos "más grandes", sino más bien en un sentido de continuidad que se basa en tu hogar, tu historia compartida, las actividades favoritas que compartes con ellos y el tiempo que habéis pasado alrededor de la mesa de la cocina o el comedor. Generar familiaridad es clave.
Te contaría más cosas de ese viaje, como que he descubierto el desayuno, merienda o postre por excelencia de los sicilianos sureños: un bollo con granita. Oro puro. Estoy explorando si algún sicilian lover ha traído esta receta a Madrid.
Pasaron dos semanas de Sicilia y me fui a Canarias, again. Digo again, porque es un viaje que repito cada año en las mismas fechas, desde hace unos años. Oxitocina en vena. Es volver a mi lugar favorito. Por eso el post de este mes se lleva la portada y el título de la felicidad plena, ambos empiezan por M: mar & McDonalds.
Pero eso no quiere decir que todo saliese bien. ¿Sabes? No siempre volando se te pasa el tiempo rápido. En mi penúltimo vuelo de este mes, de 3h, me quedé sin batería nada más subir al avión, llevaba 2 baterías portátiles bien cargadas e incluso había una entrada USB en mi asiento para cargar el móvil. Lo que no funcionaba de pronto era mi cargador. Ninguno de los 3 que llevaba. No es que sea Melvin de Mejor imposible, pero enfrentarme a un vuelo de 3h sin carga te aseguro que no estaba en mis planes. Ninguna de mis provisiones me sirvió. La música de mi Spotify no estaba descargada, no tenía internet para poder pagar el wifi online (12€!), todo era un absurdo. Cada opción que se me presentaba era una puerta cerrada. De la hora que estuvimos esperando a que despegara el avión, pude abrir y cerrar mi mochila unas 10 veces con intentos fallidos de conexión. Se me ocurrió todo lo posible, pero nada de nada funcionó. Así que caí en un coma profundo durante la primera hora y media de vuelo. Tampoco puede usar los AirPods para ver 2 películas que tenía mil ganas de ver, porque la maldita pantalla necesitaba unos cascos con cable. CON. CABLE. Y yo no tengo cable. La modernidad 0, el sistema octogenario 1. Volví a coger el mismo avión una semana más tarde… pero ni se te ocurra preguntarme si la cosa mejoró.
Lo mejor de aquel vuelo supongo que fue que desde las alturas empecé a escribirte estas líneas. Mi compañera de asiento, sin embargo, se pasó tres horas seguidas haciendo puzzles en su iPad… sin pestañear. No sé qué de todo me parece más insólito.
Durante mis días en Canarias falleció el actor Matthew Perry, de la mítica serie Friends. Era mi favorito. Aunque creo que todos en bloque lo son. Y estuve a punto de colgar algo en mi instagram. Hasta que leí esto que te comparto (aviso: sensitive content):
Ha muerto el de Friends. Me parece ridículo que hoy haya gente que en redes sociales exprese su tristeza por la muerte del actor. Vivimos en una época muy loca. La mayoría de gente que ha puesto algo en relación a eso, no ha dicho ni mu de lo de Gaza. He visto textos más sentidos por un tío que no conocen absolutamente de nada, que por la muerte de un ser querido cercano. Estamos en un momento en el que la comedia importa más que la tristeza. ¿Qué sería nuestra vida sin un buen meme mañanero? Hablamos mucho de la depresión. Está de moda.
Todos estamos un poco deprimidos o quizá nos hemos autoconvencido de estarlo. No, en serio, el tema de la depresión es algo muy serio y estamos todos que nos queremos subir a ese carro por lo que sea.
La movida es que no nos deprimen las cosas que son verdaderamente deprimentes como es un bombardeo aéreo a gente inocente. Nos afectan más nuestras mierdas (como la muerte de un actor de una serie que te gusta) que el hecho de que el mundo se vaya a la puta mierda. No os culpo. Yo también estoy enganchado a esa droga dura llamada frivolidad. Me meto un poco de ella todos los días. Me hace sentir vivo. Me hace sentir que formo parte del mundo. Que mi voz se escucha más allá de mi cuarto.
A veces pienso que lo que necesitamos es una buena guerra. Que tengamos que huir de nuestro país, pasar hambre y frío, quedarnos sin casa, vivir una tragedia, ver cómo mueren nuestras familias. Creo que no somos conscientes de lo afortunados que somos.
Yo también me drogo de frivolidad con mucha normalidad y me asusto si no me doy cuenta. No sé si cambio el mundo rezando un responso por Matthew Perry en vez de colgar una foto suya en mi insta, pero sé que me cambia en algo a mí. Y desde luego le beneficia más a él.
Tenemos que acabar porque nos cierran el bar y nos hemos puesto un poco serios.
Te hago algunas recomendaciones para que noviembre no se te haga tan oscuro:
Si aún no has hecho el cambio de ropa, ten en cuenta que la regla del 80/20 también pasa en tu armario. Te lo explica Paula Gárgoles en su NL Purpose & Fashion: “el 20% de nuestro armario nos lo ponemos el 80% de las veces. Esto significa que tienes prendas favoritas que te encantan, te sientan bien y estás cómoda. Y que repites y repites. Eso está muy bien. El problema es que el 80% de las prendas te las pones solo el 20%. Esto significa que te las pones una vez a la estación, cuando las estrellas se alinean en Marte y eso pasa cada 5 meses. Ese 80% inutilizado es: espacio inútil en tu armario, espacio mental inútil en tu cerebro y dinero estancado”.
Leí a Jesús Terrés en NL Nada importa que la gente que te quiere se toma tu pasado como un mapa de cómo amarte. Es verdad —somos la suma de cada acierto pero también de cada error, de cada ocaso, de cada cándalo. Noches fulgurantes, hecatombes cotidianas, azares y versos. Un firmamento de cosas que han sido, que están siendo, que un día serán. Si se preocupa por ti, no le importará. Todos tenemos un pasado. Y la gente que te quiere, quiere saber más. Y se toma tu pasado como un mapa de cómo amarte. No lo usan como algo para atacarte”. Yo me planteo, después de una charla con mis dos mejores amigos, si en realidad es necesario conocer la historia de alguien para poder conocerle y comprenderle por completo”.
Así que si quieres descifrar los mapas de aquellas personas que te importan te dejo esta infografía de emociones que nos puede servir de brújula.
El Papa Francisco ha escrito una exhortación apostólica breve: C’est la confiance. La confianza y nada más que la confianza puede conducirnos al Amor. Ya sabes que este NL va de eso, de la confianza.
Supongo que te has enterado de que Disney (no Walt), cumple 100 años. Hay exposiciones, documentales y lo que quieras. Pero yo quería compartirte un video que aún sigo buscando y no he encontrado (esto también pasa en las mejores cenas de amigos, vale?). Lo buscaré mejor y te lo compartiré: porque interpela.
Nos vemos el próximo 10. Aviso que es diciembre y tendré que competir con Mariah Carey, el turrón de Suchard y tú pensando en Navidad. Será el último post de 2023. Así que tendrá que ser especial.
No será cena de empresa, pero puedes traerte a amigos y familiares si les compartes este NL.
Curioso que yo también pienso en rezar por esos famosos que mueren, y pensaba que era una locura mía. Me alegro de haber conocido a otro alguien que piensa así ☺️